jueves, 19 de noviembre de 2020

VOLVERNOS RESILIENTES


L
a resiliencia es la capacidad de hacer frente a las adversidades y transformar el dolor en una fuerza motora. En cierta medida, es saber reinventarnos cuando la vida nos da un golpe emocional. Y si hay una cosa que podemos aprender de la pandemia que estamos viviendo, es a ser resilientes.

Hace unas semanas, en un paseo por el Bosque de "La Cambre" descubrí este árbol. Me llamó muchísimo la atención su "deFORMAción". Y me llevó a preguntarme: 
    
¿Qué le habrá ocurrido a este árbol para que ahora tenga esta curva en su tronco? 
 
Bois de la Cambre
Pero lo más sorprendente para mí es, que lejos de romperse en dos, lejos de partirse y dejarse morir, fue capaz de REDIRIGIRSE, de reconducir su tronco para seguir creciendo. Me sorprende lo fuerte que ha crecido este árbol a pesar de aquella "debilidad". Aquí tenemos la prueba de que esta aparente debilidad no es más que su fortaleza, su capacidad de amoldarse, de enderezarse, de tomar un nuevo rumbo hacia arriba, hacia la luz, hacia el crecimiento, hacia su propio objetivo o meta arbórea.

La experiencia que vivamos no es simplemente una realidad única que debemos asumir. Puede convertirse pues, en un aprendizaje, en fortalecimiento e incluso en una lanzadera hacia nuevos destinos. Y por supuesto, nos enseña qué cosas debemos soportar, cuáles esquivar y cuáles afrontar o aceptar, redirigiendo así nuestra vida. 

¿Por qué sigue sujetando unas ramas muertas
que no le aportan nada?

Pero si nos fijamos bien, ahora mismo este árbol está sujetando el tronco de un árbol ya muerto. Sus ramas, que parecen escuálidas, son suficientemente fuertes como para sujetar su propia copa y además este peso muerto. 


¿Por qué sigue sujetando unas ramas muertas que no le aportan nada? 

Estoy segura de que pronto a este árbol se le romperán estas ramas que sujetan al otro tronco para dejarlo caer, para no cargar con el peso del otro. Y no será porque sus ramas son débiles, sino porque todos debemos en ocasiones rompernos un poco para transformarnos. Nos rompemos al decir al otro que no, al decepcionarle. Pero lo hacemos por amor propio y para poder crecer. Eliminemos este sentido de culpa que se sufre en la maternidad/paternidad. Para cuidar, hay que cuidarse primero. Sólo siendo fuertes nosotros, podremos educar en fortaleza. 

Todas estas reflexiones nos ayudan en la crianza, puesto que en el día a día encontramos ocasiones para respetar que nuestros hijos o alumnos se estén reafirmando ellos mismos: diciendo no a los demás (cuando no quieren besar a un familiar, cuando no quieren hacer ciertos ejercicios/deberes, cuando se niegan a ducharse, comer...) Son muchísimas las ocasiones que tienen para entenderse, para reafirmarse, para crear su personalidad. 

Los confinamientos que están viviendo debido al COVID, pueden convertirse en una dura experiencia para ellos o, con un buen acompañamiento emocional, hacerles resilientes. Como educadores (familias o docentes) podemos tirar de disciplina positiva, de educar desde el afecto y acompañarles emocionalmente para que las circunstancias les fortalezcan en lugar de hacerles débiles. 

Desde el autoritarismo, los padres les imponemos modelos, ideas y juicios que son nuestros, que son adultos, que creemos que son los únicos y verdaderos. Siempre desde el sentir que son válidos y positivos para ellos. No juzgo este estilo de crianza, pero sí le añado la pregunta: ¿favorece al niño?

Es trabajo innato de los peques cuestionar todo, negar lo que no les gusta y poner en duda todo lo que les rodea. Siempre hay una vía respetuosa para consensuar normas, rutinas, costumbres y buenas maneras. Nos llevan más tiempo, pero el aprendizaje y su interiorización son más profundas. Perdamos un poco de tiempo explicando la necesidad de comer ciertos alimentos sobre otros, de hacer ciertas actividades que, a priori, parecen aburridas o monótonas. Busquemos juntos algunos gestos sociales que respeten la decisión de no querer besar y poder saludar siendo cortés y educado. Y aprendamos a respetar la evolución y los sentimientos de los más peques, por menudas que nos parezcan. Se ha demostrado que los modelos de crianza más autoritarios, a la larga, desembocan en niños más inseguros, con menor autoestima. Y estos caracteres, dejan poco lugar a la resiliencia, a la autoinvención dejando espacio simplemente a la resignación y aceptación. Ayudémosles a cuestionarse la vida positivamente y desde el respeto. 

¿Y tú, en qué momento de tu vida te rompiste o enderezaste para seguir creciendo? Me encantaría leer tus comentarios. 

6 comentarios:

  1. Muchas gracias Jess por esta bella reflexión. Es muy acertada y necesaria en estos momentos, y siempre!! Conviene recordarla y llevarla a la práctica todo lo posible

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  2. Gracias Tatiana!!!! ¡¡Gracias siempre a todas las que estáis interesadas en leer mis entradas y sabéis encontrarle el sentido que cada uno necesita en cada momento!!

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  3. Creo que cada uno podemos buscar en nuestro interior alguna experiencia así. Como tu dices, un momento difícil del cual hemos sabido sacar nuestra fortaleza, un arendizaje de vida y crecimiento personal. Nos hacen ser quienes somos y, como tu dices, reinventarnos.
    Gracias por recordárnoslo, con esta vida que llevamos, en la que hacemos las cosas casi por inercia, pendientes del reloj y queriendo abarcar más de lo que a veces podemos, se nos olvida tomarnos un momento para reflexionar en las pequeñas cosas o no tan pequeñas, que nos han hecho llegar donde estamos. Un abrazo.

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  4. ¡Exacto! Los momentos difíciles nos hacen ser quien somos. Que importante es también parar, agradecer las pequeñas cosas que vivimos a diario y sentirnos bien. Gracias por tu comentario ☺️😘

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  5. Como has contado la capacidad de volverte resiliente me parece muy cercana y fácil de recordar, gracias. Nos animas a afrontar las dificultades desde el prisma del aprendizaje. Una maestra de vida, que suerte tenemos de que te dediques a la enseñanza. Un beso grandote

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